EL PERFIL DEL PEDAGOGO EN LA FORMACION 2

El perfil del pedagogo en la formación: una mirada desde las salidas profesionales
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José Tejada Fernández, UAB, 2001
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Figura 4: Los perfiles específicos de la formación en los diferentes contextos y
funciones
Como ha hemos indicado, en nuestra clasificación existe una gran diferencia entre el
profesional que opera en el aula-taller (el formador propiamente dicho) como contexto
de actuación y el resto de profesionales –técnicos de formación- cuyo contexto de
actuación se circunscribe a la institución conectada con el entorno sociolaboral, sin
tener relación con los grupos de aprendizaje.
En todo caso, baste de momento la advertencia de que aunque el formador pueda
circunscribirse al aula-taller, y por tanto a la función de desarrollo de la formación
(docencia: impartir cursos de formación). Su competencia profesional no queda
circunscrita, como tal, a dicho contexto, por cuanto para que la función de desarrollo
(docente) sea efectiva necesita de aditamentos competenciales del resto de las funciones
y relaciones con el resto de los contextos en los que queda inscrita el aula-taller. De tal
(elaboración propia)
EVALUACIÓN
INVESTIGACIÓNINNOVACIÓN
PLANIFICACIÓN
GESTIÓNCOORDINACIÓN
DESARROLLO
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forma, que el formador es también un profesional que integra el resto de las funciones.
De manera que podemos verificar que el formador queda afectado por la función de
planificación, en la medida en que ha de diseñar y ajustar cursos de formación de
acuerdo a grupos de aprendizaje; por la función de evaluación, en cuanto que debe
evaluar la formación impartida y verificar consecuentemente los aprendizajes (logros)
adquiridos por el grupo de aprendizaje; por la función de gestión-coordinación en
cuanto que ha de participar en la dinámica-política organizativa en pro del desarrollo
organizacional y la mejora de la formación, además de crear y mantener relaciones con
el entorno profesional; y por último, por la función investigación-innovación, ya que ha
de analizar el propio desempeño y los programas desarrollados, incorporando los
cambios en los procesos de formación según las exigencias del entorno, contribuyendo
con ello a la mejora de la calidad de la formación.
Ni que decir tiene que estas competencias profesionales entrañarán toda una red de
saberes (capacidades, actitudes, conocimientos, etc.) .Algo parecido acontece con el
resto de roles (perfiles) profesionales, de ahí que ahora nos detengamos, aunque sea
mínimamente, en su descripción.
17
4.
Los técnicos de formación.-
En este colectivo se integran aquellos profesionales de distinta procedencia (antiguos
formadores, directivos que han adquirido competencias en materia de formación,
pedagogos, psicólogos, etc.) y, aunque el marco de referencia no está perfectamente
definido, se caracterizarían fundamentalmente por elaborar planes de formación, su
gestión y evaluación.
Suelen actuar, al menos, en dos campos de intervención diferenciales como lo son el
pedagógico-didáctico y el organizativo. En el primero, se ocupan de actividades
orientadas a la elaboración de planes de formación tales como la detección de
necesidades, la formulación de objetivos, el diseño de estrategias metodológicas, la
elaboración de la temporalización y el diseño de evaluación. En el segundo, concretado
en la gestión, realizan acciones tales como la negociación con agentes sociales, las
relaciones con las fuentes de financiación, el establecimiento y control de las
condiciones conducentes a la certificación y a la validación de la formación, la asesoría
y la orientación.
La nota distintiva, pues, del resto de las categorías señaladas es la no interacción directa
con los grupos de aprendizaje.
En el ámbito no formal, por ejemplo, no siempre existe o está presente esta función,
sobre todo en empresas o instituciones de formación de tamaño pequeño o medio,
donde esta función es desarrollada por organismos externos (asesores). Cuando existe
como tal, no siempre se le reconoce, por cuanto se le asocian otras funciones, de manera
que fácilmente es asimilable la función de responsable de formación a la de responsable
de personal, verificándose situaciones muy diversas y variopintas, desde un ingeniero
que accede al Departamento de formación, hasta un directivo (gerente, por ejemplo),
clásico gestor de la función personal, ocupando la plaza en espera de jubilación.
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a)
Tipología y características generales:
La falta de definición de competencias de los técnicos de formación y de los
responsables de personal, más allá de responder a una lógica productiva dominante,
posibilita también algún confusionismo en torno a su función, sobre todo en el seno de
las empresas.
En este estado de cosas, además de la deficiente formalización de las acciones, dada la
diversidad contextual, lo que constatamos es una proliferación de nuevos perfiles
profesionales de acuerdo a los roles que se pueden desempeñar en la función general de
elaboración y gestión de programas de formación, según se sature el aspecto de la
detección-análisis de necesidades, la organización de la formación, la concepción y
elaboración de programas, el diseño de medios y recursos pedagógicos para la
formación, la coordinación de programas, etc.
A todo ello hay que añadir la función de la formación en el contexto laboral y su
articulación en la dinámica organizativa de las instituciones tanto laborales (centro de
trabajo) como formativas (centro de formación). Este referente puede justificar y dar
sentido a las nuevas especializaciones y su jerarquización en el contexto aludido, a la
par que entraña nuevas problemáticas. Baste ahora el ejemplo de que asumir la
formación como un recurso estratégico en el ámbito laboral posibilita una articulación
de roles muy diferente que cuando la misma se vive sencillamente como un simple
reciclaje o cualificación profesional para una demanda específica. En uno y otro caso, el
papel de los técnicos de formación y su articulación interna-externa, así como su
dinámica relacional con otros actores de la formación y sus competencias serán
necesariamente distintas.
En la tabla siguiente se sintetizan algunas características generales de los técnicos de
formación. Como puede apreciarse, si bien existen diferencias en algunas variables
personales de edad y antigüedad entre los distintos países, debido a diferentes criterios
de reclutamiento (caso francés e inglés, donde predominan la antigüedad en la empresa
y la carrera profesional frente a la cualificación en la función, caso italiano y español),
se evidencia una gran igualdad en cuanto a la función en la empresa (dirigentes o
técnicos de cuadros superiores), función principal, dedicación (tiempo completo), origen
profesional (otros roles de la formación) y el nivel de estudios (superiores).
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TÉCNICOSRESPONSABLE
DE FORMACIÓN
ESPAÑA FRANCIA GRAN BRETAÑA ITALIA
Edad media
jubilación
Jóvenes gerentes o
ingenieros muy
antiguos
36
36 Próxima a la
Antigüedad
7 años en la función Baja-alta Medio-baja
Función en la
institución
Técnico Dirigente o cuadro
superior
Gerentes o
ingenieros
Técnicos tiempo
parcial o gerentes
tiempo completo
Función principal
coordinar
programas de
formación
Responsable global
de la formación
(coordinación y
delegación)
Elaborar y
coordinar
programas
formación.
Contactos externos
Asegurar la
función del
responsable de
formación
Elaborar y
Roles asociados
Coordinador form
Expertos en
ingeniería form.
Asistentes form.
Animador form.
Manager
Organizador
Programador
Técnico formación
Dedicación
(70%)
Tiempo completo Tiempo completo Tiempo completo Tiempo completo
Futuro profesional
En formación En formación En formación En formación
Origen profesional
formación
Otros roles de
formación
Otros roles de
formación
Otros roles de
formación
otros roles de
Nivel de estudios
(94%)
Diploma nivel 2
(mínimo)
Nivel universitario Nivel superior
(50%)
Nivel Universitari
Tabla 7: Características de los responsables de la formación
􀁄
b)
Funciones, tareas y competencias:
Difícil es reflejar el conjunto de funciones y competencias que podemos encontrar en
este conjunto de profesionales, ya que oscilamos a la hora de caracterizar esta función
desde una cierta inexistencia a una relativa oficialización, tanto en el ámbito formal
como en el no formal.
Sin pretender en este momento recaer en todos los implícitos que ello comporta,
interesa, más bien, caracterizar las funciones y competencias de estos profesionales,
porque además, con independencia de la dificultad de concreción, representa este
colectivo nuevas perspectivas y oportunidades para el desarrollo y promoción de otros
profesionales (instructores, enseñantes, profesores, tutores, etc.).
Con carácter general, podemos apuntar que en la medida que estos profesionales son los
mediadores entre los objetivos de la institución y la formación, entre el medio y la
formación, deben asegurar el encuentro entre los objetivos generales de tal institución, y
la puesta en marcha de la formación.
En este sentido, en primer lugar, en palabras de Germe (1991), contribuyen a la
definición de las necesidades de formación. Esta definición supone no sólo una buena
comprensión de la política institucional, de los objetivos generales, de su evolución,
􀁄
(1991), AEDIPE-Catalunya (1992), EUROTECNET (1992), ICE-UAB-CEDEFOP (1992) Font, (1995), COMMISSION
EUROPEENNE (1995), CEDEFOP (1996),
Elaborada a partir de Quere (1989), Germe (1991), Pietre et alt (1991), Rigg (1991), Videira (1991), Villa y Marchetti
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sino también un conocimiento profundo de las técnicas de análisis del empleo y del
trabajo.
En segundo lugar, deben contribuir igualmente a la concepción de la formación que será
realizada dentro y fuera de la institución laboral o formativa. Esta función conlleva la
selección de la mejor oferta de formación que responda a las necesidades previamente
establecidas.
En tercer lugar, han de contribuir a la evaluación de la formación, aunque esta función
sea menos frecuente porque las metodologías de evaluación están menos desarrolladas.
Por último, y simultáneamente a todo lo anterior, hay que considerar la gestión de la
formación. De hecho ellos han de organizar la formación y velar por su correcto
desarrollo.
Las tareas y competencias puestas en juego por los responsables de la formación
profesional son de dos tipos: el primero, tendría que ver con las técnicas propias de la
definición, concepción y puesta en marcha de la formación, y el segundo, más ligado a
la gestión y particularmente a la gestión de recursos humanos.
Desde este último planteamiento de la gestión de formación pueden concretarse las
tareas siguientes:
20
términos de formación;
inventariar las necesidades formuladas por la dirección y considerarlas en
de carrera, los sistemas de gratificación, la reconversión, etc.) para lo que
hay que encontrar soluciones a ciertos problemas;
comparar la formación con otras medidas (tales como la selección, el plan
destinatarios de la formación;
elaborar un plan de formación que tenga en cuenta las características de los
de trabajo y fuera del trabajo;
definir la relación que existe entre las situaciones de formación en el puesto
condiciones organizacionales, personales y los recursos necesarios para tal
cometido; si la opción elegida es la formación fuera del trabajo: analizar el
mercado de trabajo permitiendo ofrecer una solución óptima implicando un
análisis de coste-beneficio, y la elección de actividades de formación claves
para el objetivo perseguido;
si la opción elegida es la formación durante el trabajo: ofrecer las
la práctica del trabajo.
Cabe, por último, en el planteamiento que estamos realizando en este apartado, reparar
en lo que nos propone el INEM (1996:81) cuando aborda las competencias
profesionales de la familia profesional de
nos indica en relación con el gestor de formación que…
determinar el valor intrínseco de la formación en relación con el valor paraDocencia e investigación, y específicamente
“…organiza y coordina el dispositivo de formación, utilizando técnicas de
planificación, asignación de objetivos y control; garantizando la
consonancia de las actividades de formación con la estrategia global y la
política de formación de la empresa. Estando al día de los progresos y
evolución del mercado de trabajo, manteniéndose en contacto con las
organizaciones y entidades externas y negociando con proveedores y
usuarios de la información para adecuar e integrar el servicio de formación
de la entidad a la evolución, cambios y demandas del entorno. Analiza los
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resultados de la gestión de los recursos y actividades de formación para la
optimización de la oferta formativa”.
De manera más escueta se pormenoriza todo lo anterior tal y como sigue en la tabla que
presentamos a continuación:
UNIDADES DE COMPETENCIA REALIZACIONES PROFESIONALES
1. Participar en la planificación y
organización del dispositivo de
formación.
de formación, colaborando con los profesionales que realizan
el diagnóstico, informando sobre las demandas de formación
para asegurar el posterior ajuste de la planificación a las
características de la organización.
Participar en el proceso de determinación de las necesidades
aportando la información para el cumplimiento de los
requisitos organizativos y previendo los recursos y su
idoneidad con otros profesionales para garantizar la óptima
implementación de las acciones de formación.
2. Gestionar la infraestructura, dotación
y distribución de actividades de
formación.
Participar en el diseño de los programas de formación
organizando la infraestructura, supervisando la asignación de
dotaciones y recursos para garantizar su adecuación a las
necesidades del plan de formación.
Gestionar los recursos propios de la organización,
seguimiento necesario, previendo y reaccionando ante las
demandas imprevistas para garantizar el cumplimiento del
programa previsto.
Coordinar los programas de formación a través del
recursos externos, analizando las diferentes posibilidades de
mercado y negociando las condiciones para cubrir los
requerimientos de las distintas actividades de formación.
Gestionar la captación, contratación e incorporación de
certificación de los participantes y ejecutando los
procedimientos oportunos para su implementación.
3. Evaluar la efectividad de las
actividades de formación.
Realizar la gestión de las acciones de formación y
formación, junto con otros profesionales comparando los
resultados obtenidos con los deseados y analizando los
desajustes detectado para la toma de decisiones relativas a la
optimización del dispositivo de formación.
Evaluar los resultados de las actividades de gestión y
evaluaciones realizadas a lo largo del proceso por los
distintos profesionales implicados, para la optimización de la
inversión y el desarrollo de la calidad de la formación
4. Contribuir activamente al desarrollo
del sistema de promoción de la
formación
Realizar las propuestas de mejora a partir de las
organización, identificando los potenciales destinatarios y los
canales de difusión más adecuados para garantizar la mejor
difusión de las actividades formativas.
Gestionar la promoción de las actividades y cursos de la
profesionales de la organización, potenciando la
comunicación en las reuniones de coordinación, coordinando
equipos de trabajo, difundiendo información sobre actividades
de formación para contribuir al desarrollo y buen
funcionamiento de la organización.
Dinamizar el intercambio y actualización entre el equipo de
Tabla 8: Unidades de competencia del responsable de formación
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Para todo ello debe contar con las siguientes capacidades:
22
􀃖
Capacidad de coordinación, supervisión y dinamización de equipos.
􀃖
otros.
Capacidad de organización y planificación de su propio trabajo y
􀃖
profesionales de la organización.
Capacidad de comunicación para argumentar propuestas a otros
􀃖
Capacidad de análisis.
􀃖
Capacidad de negociación.
􀃖
Capacidad de relación para crear canales y redes internas y externas.
􀃖
Capacidad para la toma de decisiones y solución de problemas.
􀃖
Capacidad de iniciativa y autonomía.
􀃖
Capacidad de adaptación a diferentes situaciones.
􀃖
Capacidad de previsión y anticipación.
􀃖
imprevistas
Capacidad de reacción ante situaciones conflictivas, novedosas e
􀃖
requerimientos establecidas.
Capacidad de supervisar y controlar el cumplimiento de los
􀃖
profesional.
Capacidad para la adopción de innovaciones relativas a su entorno
􀃖
Capacidad para realizar valoraciones objetivas.
Tabla 9: Listado de capacidades del responsable de formación
En la línea que venimos desarrollando, cabe igualmente precisar las funciones y
competencias de los roles asociados a los responsables-técnicos de formación.
de formación universitaria normalmente (desde letras, filosofía, sociología,
pedagogía, predominan los ingenieros) y cuya función principal es la relación
con el exterior( sobre todo en lo relativo a la marcación de los recursos
humanos necesarios), pero también, en los grandes grupos, de las relaciones
con la dirección de la empresa.
Los “managers”: Son responsables de formación en la empresa, con un nivel
la función de formación y los diversos servicios de la institución; deben
conocer, por tanto, bien la organización y su ambiente. Mantienen, por
delegación del responsable de formación, la relaciones con las sociedades de
asesoramiento externo y participan en las diferentes fases de la organización
del servicio de formación en colaboración con otras personas internas y
externas a la institución.
Los organizadores de la formación: Constituyen el elemento de ligazón entre
desarrollo de nuevos productos (individualización, evaluación) y utilización de
nuevas tecnologías (concepción de dispositivos de formación complejos:
multimedia, EAO, etc.), con lo cual se apuesta en la formación por el polo de
la didáctica de la materia. Con ello se subraya el proceso de enseñanzaaprendizaje
y todas las claves para que éste sea el más eficaz y efectivo
posible.
Expertos en ingeniería de formación: son profesionales que se centran en el
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formación a partir de una evaluación de necesidades y de los recursos
disponibles. La función específica del programador consiste en definir las
fases y módulos de formación teniendo en cuenta la posibilidad de presentar
diversos contenidos en la forma más adecuada, recurriendo a los métodos y
técnicas apropiadas.
Los programadores: Estos profesionales tienen la misión de diseñar la
competencias, por tanto, están ligadas al conocimiento las actividades y al
dominio de las disciplinas institucionales, a la par que son expertos en las
técnicas de formación profesional y de gestión de personal. Deben poseer
buenos conocimientos en la animación de equipos (de animadores de
formación y de formadores).
Los “asistentes” de formación: Apoyan a los gestores de formación. Sus
grupos de explotación, deben poseer competencias en las técnicas de
reclutamiento, pedagogía de adultos, concepción de las acciones de formación
contextualizada y gestión de la formación (organización y seguimiento
administrativo, fundamentalmente).
Los animadores de formación: Ligados a las direcciones generales y a los
está muy ligada a la de los programadores, organizadores y expertos en
formación. De hecho su competencia general se centra en que, a partir del
diagnóstico de necesidades, elabora propuestas formativas encaminadas a
proporcionar la cualificación profesional a individuos o a grupos en el marco
de la política de formación de la organización; diseña, adapta y proporciona
formación en metodologías, materiales didácticos e instrumentos de
evaluación, estableciendo estándares de calidad para la optimización del
proceso de enseñanza-aprendizaje, asesorando y supervisando su aplicación;
participa con otros profesionales en el diseño del sistema de aseguramiento de
la calidad de la formación.
Los técnicos de formación: Esta categoría de profesionales de la formación
5.
El futuro de la cualificación profesional
No es fácil apuntar algo sensato respecto al futuro de la cualificación profesional de los
profesionales de la formación si no se tiene conciencia previa de la evolución
acontecida en su devenir profesional.
De manera que pasado y presente son claves para entender y acometer el problema de la
formación de formadores en el futuro. Tampoco se trata ahora de realizar un estudio
histórico sobre el particular, sino sencillamente mostrar algunos hitos significativos que
apuntalan los nuevos retos de la cualificación.
El estudio de los paradigmas sobre la función docente serían el primer referente
evolutivo, pero, aún más, los mismos modelos de formación de formadores igualmente
nos muestran la línea evolutiva sobre el papel de los formadores y sus necesidades
formativas (ámbitos, modalidades, contenidos,…).
Conviene tener presente que a la hora de considerar dicha evolución ésta se encuentra
en consonancia con las evoluciones que están operando en otros ámbitos (económicos,
sociales, culturales, tecnológicos, organizativos, etc.) y de los que no puede desligarse.
Tres fases, como hitos históricos, podemos destacar en la línea de Dupont (1991): En
primer lugar, las primeras formas de aprendizaje, allá por la Edad Media, pertenecientes
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al modelo artesanal; el maestro tenían un papel central en la formación del aprendiz, al
que formaba en el trabajo práctico, capacitándole en lo esencial del oficio dentro de una
relación laboral extensiva de las relaciones familiares. Este tipo de aprendizaje gremial,
no asimilable a un sistema de formación profesional tal y como hoy lo entendemos,
pretendía adquirir los conocimientos prácticos, trabajando a partir de la imitación.
Habría que añadir que dada la relación maestro-aprendiz se engendraban además toda
una serie de aprendizajes sociales y éticos que permitían un desarrollo individual
integral.
Se puede hablar de una segunda fase con la llegada de la industrialización. En ésta
cambiaron las características, roles y perfiles de los formadores, de manera que, con un
enfoque más funcionalista, aparecen nuevos roles, nuevos lugares, nuevos
profesionales, nuevos momentos, nuevos contenidos, etc.
La característica más destacable, entre otras, de la formación profesional es el abordaje
de las competencias prácticas de la ejecución. Este cometido es una consecuencia lógica
del sistema industrial de división de las fases dentro del proceso productivo. Al quedar
el trabajo organizado, se formalizaron los conocimientos y la formación profesional se
desplaza de los centros de formación (aulas y talleres).
El formador pasa a ser un detentador de conocimientos más o menos estables que debía
transmitir según la lógica de la disciplina y mediante metodologías de índole escolar. Su
papel se centraba en la concepción de programas que implicasen los conocimientos
necesarios para ejecutar tareas precisas y evaluar de la misma forma su adquisición. La
proliferación de modelos de corte tecnológico-práctico fue un hecho.
Por último, aparecen nuevas modificaciones en el mundo del trabajo, sobre todo a causa
de la introducción de las nuevas tecnologías, de manera que el centro de formación y el
aula se muestran impotentes para la satisfacción de las necesidades formativas. Más allá
de las reformas habidas y su insuficiencia por la continua demanda sociolaboral, ante el
acelerado y progresivo cambio, se observa como las propias empresas pasan a
constituirse en instituciones formativas, productoras de cualificaciones concretas e
inmediatas.
El papel del profesor, en la lógica funcionalista, queda superado y hace que hoy día no
exista un perfil o estén mal definidos. En todo caso, surge una nueva necesidad de
modelo cultural e integrador en la formación de estos profesionales en la línea apuntada
del modelo contextual crítico (Ferrández, 1989a y b, 1995, 1996). Este modelo apunta a
nuevas relaciones entre formación y trabajo con el fin de crear identidades profesionales
evolutivas. La inversión en el desarrollo de capacidades de innovación, de concepción,
reflexión, de iniciativa de trabajo en equipo, etc. se convierte en esencial para gestionar
la previsión de las nuevas competencias profesionales.
La tabla siguiente (Dupont 1991), además de ilustrar la evolución no necesariamente
lineal, es un claro exponente de la dirección que están tomando las acciones formativas
24
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Fase I Fase II Fase III
Unidad, complejidad:
integración
trabajo/educación/formación/soc
ialización
Disociación, simplificada;
funcionalismo, especialización
Unidad, complejidad,
rearticulación de lugares, papeles
de los agentes de formación,
contenidos de la
formación/contenidos del trabajo
Impartición de conocimientos
prácticos (empirismo)
Impartición de conocimientos
prácticos de ejecución
Organización de situaciones de
aprendizaje; vaivén permanente
entre teoría y práctica
Desarrollo de las competencias
de realización
Desarrollo de las competencias de
ejecución
Desarrollo de las competencias de
concepción y de acción mediante
la integración de competencias
técnicas, sociales y
metodológicas
Formación en el centro de
trabajo
Formación en aulas Aproximación del centro de
formación al centro de trabajo y
paralelamente formaciones a
distancia, dispositivos
multimediales y multirecursos
L
ENGUAJES SIMBÓLICOS
Aprendizaje individualizado (en
un marco social estricto)
Aprendizajes colectivos Articulación entre lo individual y
lo colectivo, personalización de la
formación, autoformación
Tampoco podemos olvidar en el ámbito de la Formación Profesional y Ocupacional, a
la hora de aludir al futuro de la cualificación profesional de sus formadores, que al estar
insertos en el mundo de la formación de adultos, es necesario tener presente que el
futuro de la misma, está sujeto o mediatizado por los desarrollos sociales y
tecnológicos, que a corto-medio plazo se caracterizarán por : (Kugemann, 1992):
1. Mantenimiento de la educación en el ámbito formal e incremento de la
demanda de formación ocupacional y de educación continua.
2. El discente adulto tendrá una media de edad superior a la actual y en
consecuencia más experiencia vital, profesional y formación de base.
3. La incorporación de las nuevas tecnologías incrementará la especialización,
así como la individualización de los intereses.
4. La movilidad profesional continuará aumentando, aunque despunta más la
movilidad en las especializaciones profesionales de la electrónica que de la
física.
5. El cambio será una constante, máxime en el ámbito de desarrollo
profesional.
Todo ello significa en pocas palabras un incremento significativo de la educación y de
la formación profesional, a la vez que comporta en relación con los formadores:
a) Una creciente presión para que se adapten a un ambiente sociolaboral en
transformación.
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b) Una integración más estrecha de la formación en las estructuras de dirección
y gestión.
Es este el momento de detenerse y concretar algunas ideas sobre la formación del
pedagogo desde la óptica de la universidad como institución de formación inicial de
dicho profesional. Óptica que necesariamente, en relación con nuestra alusión
introductoria, se vertebra en consonancia con el
conscientemente la otra óptica del pedagogo en la empresa, si se quiere, para la
formación continua. En cualquier caso, no se trata tanto de una dicotomía, sino más bien
de una modalidad de formación, que a veces apunta a una falsa disyuntiva. Si como ya
hemos apuntado, el contexto se ha hecho imprescindible e ineludible, el problema puede
residir sencillamente en la distancia que se puede establecer entre la universidad y dicho
contexto de actuación profesional. La solución pasa, pues, por acortar dicha distancia.
Sin embargo, el problema no es tan simple si se analiza desde la óptica de la formación
inicial universitaria de hoy. En el mismo se incardinan nuevas problemáticas derivadas
de la propia cultura formativa y sus
profesional de los formadores universitarios, organización, prácticas, etc.). Si queremos
acortar dicha distancia se torna necesario tener muy claro las demandas competenciales
de los profesionales futuros y la contextualización de la oferta formativa. Y esto no es
fácil por la propia idiosincrasia universitaria, donde teoría y práctica no están del todo
resueltas y obviamos los ejemplos y el amplio anecdotario del
puesto que caeríamos en el pesimismo de la
nuestros profesionales.
Se torna necesario retomar el discurso en positivo y centrar nuestros apuntes finales en
la demanda competencial como referente de articulación de la formación. Desde esta
lógica, saturada de contexto, observamos que el pedagogo, como profesional de la
formación, esta inserto en una red de exigencias nada desdeñable que pasa por
establecer su roles en el entramado del mismo, a modo de exigencias competenciales y
referente para su formación. Para ello, recurriremos de nuevo a Viladot (1990) y
Ferrández (1993).
El primer autor ya nos indicaba que “
mundo, con normas y costumbres. Un mundo que debido a su complejidad, requeriría
para un individuo aislado varios meses de aprendizaje, antes de que llegara a
conocerlo con suficiencia...por esta razón, en algunas empresas (especialmente en
multinacionales) suele establecerse un periodo de toma de contacto antes de
incorporarse al puesto de trabajo, donde se conoce la organización...su historia, sus
productos, su cultura, etc.
tiempo sigue siendo vigente, y es muy importante para el practicum.
El segundo autor, con mayor precisión nos refleja el espejo donde mirarse y lo concreta
en torno a diferentes roles, dentro de un modelo contextual de formación.. Con ello
quiere añadir racionalidad interna al proceso de enseñanza-aprendizaje universitario en
la formación de estos profesionales. Obviando los grandes contenidos de formación que
pasan por macrodidáctica, evaluación de programas y centros, cultura empresarial,
marketing de formación, gestión de recursos humanos, etc., el siguiente ideograma es
fiel exponente de su pensamiento
26pedagogo para la empresa, dejandoentresijos (planes de estudio, competenciapracticum universitario,saturación escolar en la formación dela gran empresa encierra en si mismo todo un” (Viladot, 1990:90). Esta referencia, aunque lejana en el
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27
Figura 5: Demandas competenciales al pedagogo dentro de contexto actual y
prospectiva (Ferrández, 1993:38)
Pero además, el futuro indica que en términos de competencias hay que aludir a unos
roles, funciones y tareas nuevas (Belisle y Linard, 1996, Arnoud, 1996; Tejada, 1999c;
etc.), ligadas a la evolución tecnológica y socioeconómica de las condiciones de trabajo
y de la formación, y no necesariamente exclusivas del mundo de la empresa. En este
sentido, cabe apuntar como necesidad de futuro:
(técnicos en multimedia, director de centros de recursos, enseñante o tutor a
distancia).
Las cualificaciones correspondientes a nuevos oficios de la formación
comunicación y su aplicación racional a la formación (cultura informática de
base, multimedia, redes).
El dominio práctico de diversas tecnologías de la información y la
ambientes de producción y de formación.
Además, no debemos olvidar que en todo ello están incluidos “
(metacompetencias de tipo reflexivo global, sintético).
Sirva como ejemplo, para concluir en la dirección apuntada, los cambios que señalan
Tatch y Murphy (1995:62):
a)
tecnológico, técnico, administrador, animador, documentalista, evaluador,
grafista, editor de documentos.
b)
interpersonales, colaboración,
pedagógicos mediáticos) y competencias técnicas (planificación, organización,
conocimientos técnicos de base, maestría en uso de herramientas).
Capacidad de adaptación a los cambios permanentes inherentes a los nuevosviejas” competenciasOnce nuevos roles: instructor, tutor, ingeniero pedagógico, expertoDiez competencias esenciales: competencias de comunicación (relacionesfeed-back, escritura-redacción de documentos
Otros Recursos
Humanos
Pedagogo
Empresarial
Organización
Formación
Planificador
Formador
Formadores
Evaluador Contratista
Planificación
Prospectiva
Contexto
Empresarial
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c)
capacidad particular de reflexionar críticamente acerca de la formación como
un sistema global complejo .
Todo ello estaría en la línea de las funciones discursiva, adaptativa, interactiva,
reflexiva e innovadora.
28Más una competencia de alto nivel: pensamiento “amplio” que implica una
6.
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